西语阅读:《一千零一夜》连载三a
Y Shahrazada dijo:
HISTORIA DEL PESCADOR Y DEL EFRIT
“He llegado a saber,¡oh rey afortunado!que había un pescador,hombre de edad avanzada,casado,con tres hijos y muy pobre.
Tenía por costumbre echar las redes sólo cuatro veces al día y nada más Un día entre los días,a las doce de la mañana,fue a orillas del mar,dejóen el suelo la cesta,echóla red,y estuvo esperando hasta que llegara al fondo.Entonces juntólas cuerdas y notóque la red pesaba mucho y no podía con ella.Llevóel cabo a tierra y lo atóa un poste.Después se desnudóy entróen el mar,maniobrando en torno de la red,y no paróhasta que la hubo sacado.Vistióse entonces muy alegre y acercándose a la red,encontróun borrico muerto.Al verlo,exclamódesconsolado:“¡Todo el poder y la fuerza están en Alah,el Altísimo y el Omnipotente!”Luego dijo:“En verdad que este donativo de Alah es asombroso.”Y recitólos siguientes versos:
¡Oh buzo,que-giras ciegamente en las tinieblas de la noche y de la perdición!-¡Abandona esos penosos trabajos;la fortuna no gusta del movimiento!
Sacóla red,exprimiéndola el agua,y cuando hubo acabado de exprimirla,la tendióde nuevo.Después,internándose en el agua,exclamó:“¡En el nombre de Alah!”Y arrojóla red de nuevo,aguardando que llegara al fondo.Quiso entonces sacarla,pero notóque pesaba mas que antes y que estaba más adherida,por lo,cual la creyórepleta de una buena pesca;y arrojándose otra vez al agua,la sacóal fin con gran trabajo,llevándola a la orilla,y encontróuna tinaja enorme,llena de arena y de barro.Al verla,se lamentómucho y recitóestos versos:
¡Cesad,vicisitudes de la suerte,y apiadaos de los hombres!
¡Quétristeza!¡Sobre la tierra ninguna,recompensa es igual al mérito ni digna del esfuerzo realizado por alcanzarla!
¡Salgo de casa a veces para buscar candorosamente la fortuna;y me enteran de que la fortuna hace mucho tiempo que murió!
¿Es así,¡oh fortuna!como dejas,a los sabios en la sombra,para que los necios gobiernen el mundo?
Y luego,arrojando la tinaja lejos deél,pidióperdón a Alah por su momento de rebeldía y lanzóla red por vez tercera,y al sacarla la encontróllena de trozos de cacharros y vidrios.Al ver esto,recitótodavía unos versos de un poeta:
¡Oh poeta!¡Nunca soplaráhacia ti el viento de la fortuna!¿Ignoras,hombre ingenuo,que ni tu pluma de caña ni las líneas armoniosas de la escritura han de enriquecerte jamas?
Y alzando la frente al cielo;exclamó:“¡Alah!¡Túsabes que yo no echo la red mas que cuatro veces por día,y ya van tres!”Después invocónuevamente el nombre de Alah y lanzóla red,aguardando que tocase el fondo.Esta vez,a pesar de todos sus esfuerzos,tampoco conseguía sacarla,pues a cada tirón se enganchaba más en las rocas del fondo.Entonces dijo:“¡No hay fuerza ni poder mas que en Alah!”Se desnudó,metiéndose en el agua y maniobrando alrededor de la red,hasta que la desprendióy la llevóa tierra.Al abrirla encontróun enorme jarrón de cobre dorado,lleno e intacto.La boca estaba cerrada con un plomo que ostentaba el sello de nuestro Señor Soleimán,hijo de Daud.El pescador se puso muy alegre al verlo,y se dijo:“He aquíun objeto que venderéen el zoco de los caldereros,porque bien vale sus diez dinares de oro.”Intentómover el jarrón,pero hallándolo muy pesado,se dijo para sí:“Tengo que abrirlo sin remedio;meteréen el saco lo que contenga y luego lo venderéen el zoco de los caldereros.”Sacóel cuchillo y empezóa maniobrar,hasta que levantóel plomo.Entonces sacudióel jarrón,queriendo inclinarlo para verter el contenido en el suelo.Pero nada saliódel vaso,aparte de una humareda que subióhasta lo azul del cielo y se extendiópor la superficie de la tierra.Y el pescador no volvía de su asombro.Una vez que hubo salido todo el humo,comenzóa condensarse en torbellinos,y al fin se convirtióen un efrit cuya frente llegaba a las nubes,mientras sus pies se hundían en el polvo.La cabeza del efrit era como una cúpula;sus manos semejaban rastrillos;sus piernas eran mástiles;su boca,una caverna;sus dientes,piedras;su nariz,una alcarraza;sus ojos,dos antorchas,y su cabellera aparecía revuelta y empolvada.Al ver a este efrit,el pescador quedómudo de espanto,temblándole las carnes,encajados los dientes,la boca seca,y los ojos se le cegaron a la luz.
Cuando vio al pescador,el efrit dijo:“¡No hay más Dios que Alah,y Soleimán es el profeta de Alah!”Y dirigiéndose hacia el pescador,prosiguióde este modo:“¡Oh tú,gran Soleimán,profeta de Alah,no me mates;te obedecerésiempre,y nunca me rebelarécontra tus mandatos.”Entonces exclamóel pescador:“¡Oh gigante audaz y rebelde,túte atreves a decir que Soleimán es el profeta de Alah!Soleimán murióhace mil ochocientos años;y nosotros estamos al fin de los tiempos.Pero¿quéhistoria vienes a contarme?¿Cuál es el motivo de que estuvieras en este jarrón?”
Entonces el efrit dijo:“No hay más Dios que Alah.Pero permite,¡oh pescador!que te anuncie una buena noticia.”Y el pescador repuso:“¿Quénoticia es esa?”Y contestóel efrit:“Tu muerte.Vas a morir ahora mismo,y de la manera más terrible.”Y replicóel pescador:“¡Oh jefe de los efrits!¡mereces por esa noticia-que el cielo te retire su ayuda!¡Puedaél alejarte de nosotros!Pero¿por quédeseas mi muerte?¿quéhice para merecerla?Te he sacado de esa vasija,te he salvado de una larga permanencia en el mar,y te he traído a la tierra.”Entonces el efrit dijo:“Piensa y elige la especie de muerte que prefieras;morirás del modo que gustes.”Y el pescador dijo:“¿Cuál es mi crimen para merecer tal castigo?”Y respondióel efrit:“Oye mi historia,pescador.”Y el pescador dijo:“Habla y abrevia tu relato,porque de impaciente que se halla mi alma se me estásaliendo por el pie.”Y dijo el efrit:
“Sabe que yo soy un efrit rebelde.Me rebelécontra Soleimán,hijo de Daud.Mi nombre es Sakhr ElGenni.Y Soleimán envióhacia mía su visir Assef,hijo de Barkhia,que me cogióa pesar de mi resistencia,y me llevóa manos de Soleimán.Y mi nariz en aquel momento se puso bien humilde.Al verme,Soleimán hizo su conjuro a Alah y me mandóque abrazase su religión y me sometiese a su obediencia.Pero yo me negué.Entonces mandótraer ese jarrón,me aprisionóenél y lo sellócon plomo,imprimiendo el nombre del Altísimo.Después ordenóa los efrits fieles que me llevaran en hombros y me arrojasen en medio del mar.Permanecícien años en el fondo del agua,y decía de todo corazón:“Enriqueceréeternamente al que logre libertarme.”Pero pasaron los cien años y nadie me libertó.Durante los otros cien años me decía:“Descubriréy darélos tesoros de la tierra a quien me,liberte.”Pero nadie me libró.Y pasaren.cuatrocientos años,y me dije:“Concederétres cosas a quien me liberte.”Y nadie me librótampoco.Entonces,terriblemente encolerizado,dije con toda el alma:“Ahora mataréa quien me libre,pero le dejaréantes elegir,concediéndole la clase de muerte que prefiera.”Entonces tú,¡oh pescador!viniste a librarme,y por eso te permito que escojas la clase de muerte.”
El pescador,al oír estas palabras del efrit;dijo:“¡Por Alah que la oportunidad es prodigiosa!¡Y había de ser yo quien te libertase!¡Indúltame,efrit,que Alah te recompensará!En cambio,si me matas,buscaráquien te haga perecer.”Entonces el efrit le dijo:“¡Pero si yo quiero matarte es precisamente porque me has libertado!”Y el pescador le contestó:“¡Oh jeique de los efrits,asíes como devuelves el mal por el bien!¡A fe que no miente el proverbio!”Y recitóestos versos:
¿Quieres probar la amargura de las cosas?¡Sébueno y servicial!
¡Los malvadas desconocen la gratitud!
¡Pruébalo,si quieres,y tu suerte serála de la pobre Magir,madre de Amer!
Pero el efrit le dijo:“Ya hemos hablado bastante.Sabe que sin remedio te he de matar.”Entonces pensóel pescador:“Yo no soy mas que un hombre yél un efrit;pero Alah me ha dado una razón bien despierta.Acudiréa una astucia para perderlo.Veréhasta dónde llega su malicia.”Y entonces dijo al efrit:“¿Has decidido realmente mi muerte?”Y el efrit contestó:“No lo dudes.”Entonces dijo:“Por el nombre del Altísimo,que estágrabado en el sello de Soleimán,te conjuro a que respondas con verdad a mi pregunta.”Cuando el efrit oyóel nombre del Altísimo,respondiómuy conmovido:“Pregunta,que yo contestaréla verdad.Entonces dijo el pescador:“¿Cómo has podido entrar por entero en este jarrón donde apenas cabe tu pie o tu mano?”El efrit dijo:“¿Dudas acaso de ello?”El pescador respondió:“Efectivamente,no lo creeréjamás mientras no vea con mis propios ojos que te metes enél.”
En este momento de su narración,Schahrazada vio aparecer la mañana,y se callódiscretamente.
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